Para pedir lo justo y devolver lo necesario
A pesar de que oficialmente no es feriado ni está en rojo en los almanaques, el 1° de agosto es un día festivo en gran parte del noroeste argentino y en Bolivia. Este día marca el fin de la época seca; los pastores y agricultores le piden permiso respetuosamente a la Pacha, la Madre Tierra que da la vida, para abrirla y sembrarla. Ese día la Pacha se encuentra lista para recibir los regalos de sus hijos: las mejores comidas, la chicha, el vino, el alcohol, la coca y los cigarros para que fume.
En los pueblos la gente se prepara con antelación para la fiesta, y la noche anterior, nadie trabaja. Muchos chicos faltan a la escuela para colaborar con los mayores en los preparativos: juntan leña, o ayudan a preparar las bebidas y comidas.
La señalada, la ceremonia de marcar al ganado con pequeñas señales en las orejas. Fotografía: gentileza de rituales andinos, www.ritualesandinos.com.ar
En agosto, igual que el primer día de carnaval o el primer día de año nuevo, la Pacha permite señalar a las ovejas y cabras. Por la tarde, las familias se dirigen a los corrales. Las mujeres se ubican en una esquina del corral. Una de ellas pide que el año siguiente la Pacha se acuerde de ellos y les dé muchos cabritos. Después comienza la enflorada: el momento de colocar pompones de colores a los animales. Finalmente, el encargado de señalar los animales saca una navaja filosa y hace pequeños cortes en los bordes de las orejas de cabras y ovejas. Cada familia tiene se propia marca. ¡Así cada uno puede reconocer a sus animales cuando andan mezclados por los cerros!
El pozo y la corpachada
Cuando se acerca el 1° de agosto, muchas familias disponen en su casa algún lugar especial, sagrado, para realizar la ceremonia de homenaje a la Pachamama. En la medianoche del 31 de julio, o antes de clarear el día, se cava un pozo en el lugar elegido para brindar los regalos a la tierra. Es la corpachada. Allí se colocan las "primicias" de la comida preparada para ofrendar a la Pacha: un poco de chicha, hojas de coca, cigarrillos encendidos que se clavan en la tierra, trocitos de lana de alpaca coloreada. Nunca debe faltar algo rojo, ¡es el color preferido de la Pacha! Son regalitos que se le hacen a la tierra para agradecerle por todo lo que la tierra da.
Para pedir lo justo y devolver lo necesario: material para los docentes
Una identidad mestiza
Alguien dijo alguna vez que los mexicanos descienden de los aztecas, los peruanos de los incas y los argentinos de los barcos. Esta frase encierra una cuota de verdad, ya que alude a los millones de inmigrantes que abandonaron su países de origen a causa del hambre o la persecución política, religiosa o cultural, y acudieron al llamado de las elites que gobernaban la Argentina a fines del siglo XIX y comienzos del XX. Sin embargo, esta suposición desconoce una parte importante de la historia.
Esta historia se remonta a miles de años atrás, cuando el territorio de la actual República Argentina estaba ocupado y controlado por una gran cantidad y variedad de grupos indígenas, cada uno con su cultura y su particular cosmovisión.
El proceso de conquista iniciado en el siglo XV por parte del imperio español comenzó a escribir los capítulos más oscuros en esta historia. La llamada "Conquista del desierto" prácticamente asestó el tiro de gracia a estas culturas, y arrojó a sus miembros al desarraigo, la marginación y la transculturación. En este largo proceso, permaneció latente la necesidad de luchar por preservar la identidad. Algunos hicieron explícita esta lucha; otros, en silencio, transmitieron la cultura de generación en generación en la privacidad del ámbito familiar.
Hoy, a partir de los movimientos de afirmación de la identidad en diversos países del mundo, muchos pueblos indígenas intentan recuperar el habla y las costumbres de los antiguos y encontrar un lugar reconocido en la sociedad. También desde organismos como la Oficina Regional de Educación de la Unesco para América Latina y el Caribe (Orealc) se reconoce el carácter multicultural y plurilingüe de los países del continente americano y se promueve la creación de escuelas que den cabida a la realidad de los niños aborígenes.
Sin embargo es importante saber analizar la interculturalidad ligada al contexto socio-político donde ésta se desarrolla. Hay que tener en cuenta que las diferentes culturas que coexisten en una sociedad no reciben todas el mismo status, sobre todo en un mundo como el actual, donde se acentúa la tendencia a la dominación cultural y a la marginación de las culturas que no gozan de prestigio.
Esto es lo que ocurre en la Argentina con los grupos aborígenes. La gran mayoría de ellos vive en situaciones de marginalidad o extrema pobreza. Y gran parte de la sociedad argentina conoce sólo superficialmente el incalculable aporte de los pueblos originarios a nuestra identidad cultural. Si bien la reforma constitucional de 1994 incorporó la problemática indígena a la legislación, aún se desconoce qué consecuencias generó este cambio legislativo en la situación real de los grupos aborígenes.
Por todo esto, se hace necesario extender esta realidad al ámbito educativo. Se trata de que la temática de la diversidad cultural no sea abordada como un "contenido de moda", ni devenga en actitudes paternalistas o recomendaciones morales. Por el contrario, el desafío es tomar esta temática como una cuestión cotidiana en la vida de las aulas, para enriquecer no sólo la tarea de todos los días sino a nosotros mismos como sujetos en la diversidad, y asumir, finalmente, que la identidad es siempre mestiza.
La Pachamama
Fragmento de Mitos y leyendas de América, de Silvia Bignami, Buenos Aires, Editorial Almagesto, 1992.
Mito de origen boliviano, también existente en los Valles Calchaquíes (Argentina).
Según unos autores, el mito de la Pachamama debió referirse en un principio al tiempo, tal vez vinculado en alguna forma a la tierra; al tiempo que distribuye las estaciones y fecundiza la tierra, su compañera. "Pacha" significa originariamente tiempo en lenguaje kolla; sólo con el transcurso de los años y adulteraciones de la lengua y predominio de otras razas, ha podido confundirse con la tierra y hacer que a ésta y no a aquel se rinda culto preferente.
Según otros estudiosos, Pachamama representa la fuerza femenina del Universo. El culto es de carácter fálico y simboliza la fe en la fuerza reproductora de la tierra. Pachamama significa Madre de la Tierra ("Pacha": Tierra;"Mama": madre), pero los calchaquíes traducen Madre del Cerro o Madre de los Cerros, ya que se cree que habita en los cerros.
La fiesta de la Pacha la celebran en Bolivia en un día determinado del año y consiste al presente en sacar la víspera del espíritu en la noche las joyas de los habitantes de una casa, o dinero que han ganado ese año, y exponerlos en una mesa colocada al aire libre, invocando la protección de la Pachamama al derramar en su homenaje aguardiente en el suelo. Luego, las personas prueban una gota.
Al contorno de la mesa se colocan braseros encendidos sobre los cuales ponen en el momento preciso, ramas de khoa con pedazos de feto seco de llama, cordero o vaca, porque dicen que los animales son puros sólo en ese estado; agregan tallos y hojas de cardo santo, confites, mixtura y cuando todo comienza a arder desocupan la casa a fin de no recibir el humo, porque creen que los males se evaporan en humo. Pero ese humo no debe acercarse a una persona, ya que penetraría en su cuerpo, haciéndola víctima de grandes desgracias o enfermedades.
Después que las brasas se han consumido y extinguido el fuego, vuelven a la casa y en señal de contento derraman en el suelo confites y flores.
Esta ceremonia se denomina "khoaña". La celebran las familias, no sólo en la fecha indicada, sino también cada vez que tienen que trasladarse de una casa a otra, aunque en forma más sencilla, concretándose a sahumar con hojas del arbusto mencionado y trozos de feto, las habitaciones que se han de ocupar, con lo que tienen por expulsados los malos espíritus y males que pudieran haber dejado los habitantes anteriores.
El martes de carnaval, también en homenaje a la Pachamama, acostumbran derramar en todas las habitaciones de la casa, flores, confites y mixtura, pidiéndole conserve la salud a sus dueños y la propiedad permanezca en poder de éstos.
Lo ofrecido a la Pachamama debe destruirse y reconstruirse por la acción del tiempo.
Los pastores acostumbran a su vez degollar uno o dos corderos cada año, con objeto de que su sangre sea ofrecida a esta deidad, esparciendo la sangre en distintas direcciones. Este acto se llama "huilaca".
De la Pachamama depende el éxito de cualquier tarea vinculada con la producción. La gente no come ni bebe sin antes volcar la parte correspondiente a la Pachamama, invocándola:
Pachamama
Santa Tierra
Kusiya Kusiya
Santa Tierra
Kusiya Kusiya
Otra oración elevada a la Pachamama es:
Pachamama Pacha cauca
Pacha luntu, Señora Santa Ana
Ondura aucu marco
Patrón largapúai
Amacutichipuaicho
Pacha luntu, Señora Santa Ana
Ondura aucu marco
Patrón largapúai
Amacutichipuaicho
Esta oración pide a Pachamama que libere a una persona de un hechizo.
Para tener éxito en la caza de vicuñas, en Salta, Argentina, se forman los cazadores al mando de un capitán, al pie del cerro. Se deposita como ofrenda, coca, cigarros y llicta en honor de Pachamama. El capitán, derramando aguardiente, la invoca:
Pachamama - Santa Tierra
Kusiya Kusiya
Vicuñata cuay
Amá-mi uaicho
Kusiya Kusiya
Kusiya Kusiya
Vicuñata cuay
Amá-mi uaicho
Kusiya Kusiya
Se dice en Salta que si algún viajero, andando por los cerros, llega a ver a Pachamama, queda en ellos, atraído por su influjo; o, si vuelve a su casa, enseguida siente la necesidad urgente de regresar al cerro.
Relacionado con la Pachamama está el "samiri", descansadero, sitio señalado como morada originaria de los antepasados (hombres o animales). Se dice que ha quedado localizada allí una extraña fuerza vital, que toda vez que el descendiente visita el lugar, recibe un hálito vivificador y regresa alentado. Es Pachamama quien reservó semejante virtud. Este sitio es como una madre que reanima al ser viviente que le implora ayuda. A estos lugares tenidos por sagrados, los veneran y les ofrecen sacrificios.
El samiri puede ser una prominencia, cerrito, campo o cueva.
Diez puntos de partida
Festejos populares en el noroeste argentino: Fiesta de la Copla, en Purmamarca, Jujuy.
Fragmento del artículo "Usos y abusos del concepto de cultura", de la antropóloga Silvia Carrasco Pons, publicado en Cuadernos de Pedagogía N° 264.
La cultura debe entenderse como adaptación y aprendizaje y, en cambio, tendemos a percibirla como algo estático y cerrado. Esta incomprensión afecta también al sistema educativo, donde se registran discontinuidades entre los planteamientos culturales de la escuela y los de los colectivos minoritarios, tanto en los objetivos de socialización como en los contenidos intelectuales y de actitud. Para abordar el tema del interculturalismo en el aula, es preciso asumir diez cuestiones básicas:
- Entender todas las culturas como procesos dinámicos y productos cambiantes de adaptación y aprendizaje.
- Aprender a identificar en los entornos culturales de los alumnos los conjuntos organizados de contenidos, pautas de reflexión e interacción, valores y expectativas hacia sus miembros más jóvenes y sus expectativas en relación con la escolarización.
- Reconocer que no todos los entornos culturales de procedencia de los alumnos delegan con la misma intensidad y en el mismo sentido las funciones y los contenidos socializadores y enculturadores en la escuela y que este punto debe ser objeto de reflexión en la sociedad mayoritaria.
- Aprender a distinguir en las acciones educativas que decidamos emprender los diferentes objetivos educativos que perseguimos en ellas para poder valorar adecuadamente sus efectos: objetivos socializadores, objetivos de integración socioeducativa, objetivos académicos e intelectuales.
- Distinguir, entre las condiciones creadas por las situaciones de marginación o su riesgo, aquellas que se pueden vincular con mayor claridad a la complejidad creciente de nuestra realidad cultural de aquellas que son fruto directo de la desigualdad social de nuestro entorno y que pueden presentar el conflicto minoría-mayoría, inclusión-exclusión, como un conflicto cultural con la escuela.
- Aprender a plantear el conocimiento, y por supuesto el conocimiento de la diversidad cultural, como oportunidad para emprender un ejercicio de crítica cultural por parte de todos los implicados en su desarrollo en la escuela, alumnos y profesores.
- Reflexionar sobre las múltiples dimensiones que se esconden bajo el papel de docentes en las relaciones interculturales y que afectan a nuestra condición simultánea de profesionales dentro de un sistema jerárquico, de miembros de una sociedad desigual y de sujetos culturales con bagajes, valores y expectativas propios ante la diversidad de nuestros alumnos y nuestros planteamientos educativos.
- Aprender a aplicar la reflexión sistemática sobre la práctica educativa que ejercemos y sus efectos a corto, medio y largo plazo, en el colectivos de los alumnos, en el entorno sociocultural de la escuela y en los planteamientos de la propia escuela.
- Asumir que la reducción del etnocentrismo educativo y también del rechazo sociocultural exige el establecimiento de puentes para la negociación implica disposición para el riesgo, para la aceptación de modificaciones sin renunciar a objetivos educativos claros.
- Aprender a compartir nuestra experiencia humana y profesional con otros colectivos profesionales para el desarrollo del papel positivo de la escuela en el marco de las relaciones interculturales en nuestra sociedad.
¡Muchas gracias Silvina por este Blog!
ResponderEliminarEs un verdadero aporte no sólo para docentes sino para toda persona que lleve en su alma el deseo de defender y difundir las comunidades y culturas origuinarias.